La mayoría de las personas que padecen COVID-19 se recuperan por completo, sin embargo, un porcentaje de ellas continúan con síntomas, lo que se ha denominado como COVID persistente o “long COVID”. Existen diversos mecanismos fisiopatológicos que podrían estar potencialmente implicados en los síntomas asociados al COVID persistente, lo cual entrega una amplia gama de sintomatología reportada por la población. Dentro de estos los más frecuentes son la fatiga, mialgias, alteraciones cognitivas, ansiedad, depresión, disnea, tos y diarrea asociada a vómitos. Siendo la mejor prevención que se puede realizar el evitar la infección aguda.